Bordar

El Hecho de Bordar  es una acción  donde muchos artistas actuales despliegan sus inquietudes y propuestas  artísticas. Un registro expresivo que parte de la recuperación de un ámbito  del espacio -y las prácticas- de lo doméstico. Un recurso plástico y creativo que busca vías de diálogo entre el artista y el espectador, porque bordar es narrar.



Bordar tiene un valor importante, la manera de ejecutar el trabajo es equiparable a un ritual “sencillo”, pero  transformado a razón de una necesidad íntima e intelectual. Quizá lo que se mantiene del oficio de bordar en su concepción original es el contacto íntimo con el material y su comportamiento, el silencio y la introspección llevada por la repetición de la técnica, el desvanecimiento del mundo externo a fin de llevar ese ritual a  un diálogo entre sí y luego a una consecuente producción artística. Cada puntada es un trazo en el espacio y el tiempo, es intentar crear desde una situación de vacío y silencio interno. Las manos empiezan a trabajar con determinación, paciencia y resistencia. El resultado es una mezcla de  carga conceptual y  labor artesanal. La intención es encontrarle un sentido, un significado, que pueda expresar lo que buscas representar y comunicar.
Bordar es una técnica artistica (manual y artesanal)  que me sirve para elaborar un discurso personal pero dentro del contexto del  arte. La producción es complicada  porque la técnica requiere mucha concentración y tiempo. Los materiales al ser de carácter natural y noble  son muy caros. Luego reproducir un soporte textil ya sea en pequeñas o grandes dimensiones fotográficamente es muy difícil porque se percibe de otro modo, no advirtiendo su calidad real, pero lo que es aún más importante es la indeterminación a la hora de situarte en un apartado determinado de las prácticas artísticas, hace que sea complicado explicar  que es lo que haces, porque es un trabajo muy personal  y autobiográfico. Me inspiró en la huella sensible que marcan en mi  memoria: los viajes, los libros, como las personas que de algún modo me han marcado y las historias que me suceden. 
Para elaborar mi imaginario  me sirvo de  materiales naturales y de uso cotidiano, lo que tengo cerca y al alcance de mi vida diaria, mediante técnicas artesanales y manualesUtilizó telas como organdí de algodón (tela muy frecuente en vestidos del ámbito de lo sagrado), fieltro (el primer soporte textil de fuerte simbología protectora y cálida) e hilos de torzal seda natural (en vías de extinción en las mercerías).
Al empezar a trabajar el bordado y el soporte textil: una materia blanda, amoldable, envolvente como el afecto atávico que impera en los pequeños gestos de la intimidad doméstica.  Supe que era lo que buscaba después de empezar a bordar.
El Hecho de Bordar  es una acción  donde muchos artistas actuales despliegan sus inquietudes y propuestas  artísticas. Un registro expresivo que parte de la recuperación de un ámbito  del espacio -y las prácticas- de lo doméstico. Un recurso plástico y creativo que busca vías de diálogo entre el artista y el espectador, porque bordar es narrar.

Bordar tiene un valor importante, la manera de ejecutar el trabajo es equiparable a un ritual “sencillo”, pero  transformado a razón de una necesidad íntima e intelectual. Quizá lo que se mantiene del oficio de bordar en su concepción original es el contacto íntimo con el material y su comportamiento, el silencio y la introspección llevada por la repetición de la técnica, el desvanecimiento del mundo externo a fin de llevar ese ritual a  un diálogo entre sí y luego a una consecuente producción artística. Cada puntada es un trazo en el espacio y el tiempo, es intentar crear desde una situación de vacío y silencio interno. Las manos empiezan a trabajar con determinación, paciencia y resistencia. El resultado es una mezcla de  carga conceptual y  labor artesanal. La intención es encontrarle un sentido, un significado, que pueda expresar lo que buscas representar y comunicar.

Es curioso que te pregunten siempre sobre si tiene sentido feminista o no bordar en mi trabajo. La acción tiene una fuerte carga histórica ancestral que nace en el ámbito del mundo femenino, pero me apropio de ella para contar una historia  personal cuya finalidad es conocer, entender quien soy y el mundo que me rodea. El arte como vía de aprendizaje, conocimiento y resistencia. 

Bordar es una técnica artista (manual y artesanal)  que me sirve para elaborar un discurso personal pero dentro del contexto del  arte. La producción es complicada  porque la técnica requiere mucha concentración y tiempo. Los materiales al ser de carácter natural y noble  son muy caros. Luego reproducir un soporte textil ya sea en pequeñas o grandes dimensiones fotográficamente es muy difícil porque se percibe de otro modo, no advirtiendo su calidad real, pero lo que es aún más importante es la indeterminación a la hora de situarte en un apartado determinado de las prácticas artísticas, hace que sea complicado explicar  que es lo que haces, porque es un trabajo muy personal  y autobiográfico. Me inspiró en la huella sensible que marcan en mi  memoria: los viajes, los libros, como las personas que de algún modo me han marcado y las historias que me suceden. 
Para elaborar mi imaginario  me sirvo de  materiales naturales y de uso cotidiano, lo que tengo cerca y al alcance de mi vida diaria, mediante técnicas artesanales y manualesUtilizó telas como organdí de algodón (tela muy frecuente en vestidos del ámbito de lo sagrado), fieltro (el primer soporte textil de fuerte simbología protectora y cálida) e hilos de torzal seda natural (en vías de extinción en las mercerías).
Al empezar a trabajar el bordado y el soporte textil: una materia blanda, amoldable, envolvente como el afecto atávico que impera en los pequeños gestos de la intimidad doméstica.  Supe que era lo que buscaba después de empezar a bordar.

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